Alto Vienne, con sus paisajes relajantes y bucólicos, que van de los estanques y boscajes de Basse-Marche a los montes de Blond y de Ambazac, pasando por el valle de Vienne, es un destino propicio para el descanso y para el turismo verde. También tiene un importante patrimonio arquitectónico y artístico que se manifiesta en sus edificios religiosos románicos, sus fortalezas, sus ciudades medievales y la gran tradición de su porcelana.